Another World

jueves, 15 de marzo de 2012

Carta.

Another World llega a su fin. Sí, así es. Han pasado multitud de cosas desde que lo de Harry y Sonia fue más allá, y quién sabe como acabará todo, o si quedará un final sin remarcar, con un punto y seguido, sin saber lo que ocurrirá..
Han pasado por diferentes etapas, primero, no conseguían decirse un te quiero, después, dieron un gran paso y acabaron saliendo, después, tomaron distancia y ocurrieron problemas, que acabaron siendo arreglados. Luego, hubo una etapa en la que aparecieron nuevos personajes de golpe, para cambiar el estilo, no se si os habrá gustado o la habré cagado, decidme todo lo que penséis para tomar nota de ello y tenerlo en cuenta.
Ahora, han transcurrido varios años, los chicos estan de gira por América y Sonia está en Europa. El mundo, cree caersele encima, piensa cosas que no debería pensar, cree.. te desvelaré eso en mis últimos capítulos.
No tengo mucho tiempo para subir, los examenes me abruman y siento dejaros tanto tiempo sin capítulos, poneros en mi lugar.
Ahora, estoy trabajando en una nueva novela, sin personajes definidos, es decir, de mi propia mente. Con un enfoque un poco más diferente, pero que llega a parar al mismo punto, el amor, la traición, la soledad, la conquista, la primera relación, la crueldad.. por eso, pilla el link de abajo, y suméte en mi nueva historia.
Espero, que esta novela, te haya gustado, y que hayas disfrutado leyendola tanto como yo mientras la escribía.
No sé si valgo cómo escritora, esta es la primera novela a la que me he arriesgado, y he dejado de leer blogs para no adquirir ideas de otros y elaborar el mío de mi propio jugo, sin identificarme con los demás.
Sólo deciros, que voy a ir escribiendo los 20 últimos capítulos, y los iré subiendo poco a poco.
No quiero dejaros con mucha intriga, pero a mediados de abril, Another world cerrará su candado.


Cómo eres una buena lectora, y te gustan mis ideas y mi forma de escribir, pásate por aquí, y enserio, muchas gracias por leerme, muchos besos. Sonia.-


http://tan-soloquieroamarte.blogspot.com/ 

jueves, 8 de marzo de 2012

Capítulo 79

Me quedé atónita. Tiré lo que estaba sosteniendo entre mis manos ese momento dejandolo caer al suelo, y las abracé también. Habían venido. Joder, la de molestias que puedo llegar a causar, no, si no me podría haber callado, soy una aguafiestas, eso es lo que soy.- bajé mi cabeza.
Empezaron a formularme millones de preguntas mientras acudiamos al salón y algunas recibían respuestas y otras no, era incapaz de enterarme de todas con semejante murmullo, parecía un interrogatorio.
Me hablaron un poco de lo que habían estado haciendo, que si patatín  y patatán, y cuándo me iban a hacer esa maldita pregunta, que les estaba intentando salir con ansia de la boca, el móvil empezó a vibrar en el bolsillo izquierdo de mi pantalón, y ví unas caras desagradables y con tono desesperante.
- Creía que lo había apagado, hostia. - dije pensando en voz alta.- Ahora vengo chicas.
Al no haber corbertura, salí afuera. Iba a decirle cuatro palabras al que me había interrumpido hasta que escuche oh, dios, joder, menos mal que no llegue a decir nada, y me supe callar.
Del mismo asombro, quité el móvil de mi minúscula oreja y lo miré varias veces. Joder, joder, joder, tenía muchísimas ganas de abrazarlo.
- ¿Sonia? ¿Soniaaaa? ¿Eh, estas ahí? - dijo su preciosa voz.
- Ah si Harry, perdona.. ¿Qué tal todo? ¡Has podido llamarme! - grité ilusionada.
-Claro, eso es lo mínimo que puedo hacer... yo..
- Sí, yo también te echo de menos. No podemos seguir así..
- No, Sonia no. Además, si lo hubiera sabido antes, me habría ido con las chicas a verte, aunque fueran dos días y me perdiera unas cuantas entrevistas.
Me quedé super chafada, y cortada pensando en lo que hubiera ocurrido si llegase a venir, todo, todo esto era demasiado precipitado, necesitaba tiempo... tierra trágame.
- No puedes hacer eso, además, estoy bien, ¿Sí? - sonreí, a pesar de que no fuera una videollamada.
- Pronto, pronto volveremos a estar juntos.
- Sí, Hay pero yo... - decía mientras luchaba contra las malditas lágrimas
- No te preocupes, sólo son treinta días más.. te seguiré llamando pequeña, tengo que irme.
- Adios Harry, te quiero mucho. - dije mientras sequé con mi dedo índice una lágrima que había conseguido salir a la superficie.
- Te amo. - colgó.

Me dejé caer al suelo, apoyada por la pared. Me llevé las manos a mi cara y empecé a llorar. Nostalgia, la nostalgia recorria todo mi cuerpo y me abracé a mi misma. Era tantísimo tiempo. Parecía que fuera hace siglos la última vez que nos vimos. La última vez que sentí su piel en contacto con la mía, la última vez que se rozaron nuestros labios... pero esto no era un adiós, no era un hasta pronto, era un hasta luego.

Al ver que tardaba, las chicas me vinieron a buscar y me vieron ahí tirada en el suelo.
- Eh Sonia, ¿que pasa? - me decían diferentes voces a mi alrededor, mientras yo no dejaba de fijar la vista en el suelo, y cálidos abrazos estaban en mi entorno.
- No puedo seguir así, es muchísimo tiempo, necesito, necesito tenerle cerca, necesito abrazarle, besarle, joder.....
- Pronto lo verás.. en cuánto menos te lo esperes. - dijo Lidia.
- Antes me moriré. - decía cada vez más apagada y desilusionada
- Aquí estamos nosotras, recuerdalo. - me dijo Ainara, que siempre intentaba sacarme una sonrisa en todo momento, y había conseguido ganarse un gran hueco en mi corazón,  y me levantaron del suelo. Ibamos camino a mi habitación, nos sentamos en mi cama, y comenzaron con el tema.

- Entonces...¿? - dijeron a coro.
- ¿Me veis con cara de saberlo? no tengo ni idea, y..
- ¿Y si no que harás?
- No pienso tenerlo.. soy muy joven, hundiría mi vida, su carrera profesional.. no podría nacer, enserio.
- Aaaaaaaaaaaaaah ¡no puedes hacer eso! - soltó Lidia.
- Lidia, no es un buen momento, además... que no me veo. - decía mientras me elevaba el flequillo hacía arriba y soplaba.
- Te acompañaremos a un centro de esos raros, extranbóticos. - dijo Ainara.
- Vale.. enserio os digo que me quiero morir.
- ¡Cómo vuelvas a decir eso te  meto una zanahoria en la boca para que te calles y no puedas ni respirar! - soltó Tamara.
- O un plátano - dijo Ainara, a lo que reí a carcajadas. Siempre podía conseguir lo imposible.

Nos hicimos una sesión de fotos, estuvimos haciendo el idiota, y después acabamos cocinando la comida, aunque era prácticamente la hora de merendar.
Encendimos la televisión, no le haciamos mucho caso, pero entonces oí aquello en el telediario y mi plato de spagettis fue a parar a la pared y mi corazón a alguna otra cavidad desconocida. A veces, la vida da razones por las que sospechar, y por las que quererse matar. Dios, llevame pronto.

viernes, 2 de marzo de 2012

Capítulo 78

Ahora podía decir que comprendía todo. Bueno, ¿todo? sí, todo. No sé porque me saltaron las lágrimas, y después empecé a reír. ¿Estaba embarazada? No se si sería esa la verdad, pero lo que tenía claro es que mis posibilidades de bipolaridad aumentaban positivamente. Me quede cómo una pasmarote en medio de la calle, mientras la gente me empujaba, las palomas permanecían huyendo y mantenía a aquel niño sobre mis brazos.
Desperté de mi mundo mental, y llevé el niño a la que supuestamente era su madre, y por lo visto dí en el clavo, que buena suerte la mía. Entregué a aquel niño y me fuí rumbo a mi rutina normal, encima no tenía ni idea de cóm coño salir de ese profundo bache. ¿Que podía hacer? no lo sé. Además, no sé cómo podía pensar tan precipitadamente en esto, sólo me ha ocurrido una vez, no sé...
Llegue a casa y tiré el bolso sobre el sofá. Ya eran las tres menos cuarto pero no tenía ganas de comer, y antes de las cuatro tenía decidido ponerme a estudiar, a muerte, a pesar de dudar mucho que algo entrará en esta cabecita.
Me tiré yo también sobre el sofá. Corrían tantas cosas sobre mi mente. ¿Y si llamaba a Harry? pero.. ¿qué le digo? además.. no lo tendrá disponible. ¿Las llamo a ellas? no, no puedo hacerlas venir de propio. Tenía la cabeza hecha un lio, además no sabía si lo estaba o no. Ya esta, joder. - empecé a marcar el móvil de la primera que pillé en la lista de contactos, al tun tun. "Llamando a Tamara" - salía reflejado en la pantalla superior, y los nervios me salían a flor de piel. Conectando..

- CONVERSACIÓN-


- Eyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, ¡hola! - dijó desde el otro lado de la línea, se oía mucho murmullo, creo que estaban en una de las muchas entrevistas que tenían diarias.
- ¡Hola! que raro que hallas cogido el teléfono.. - seguía su frase.
- ¡Lo dices cómo si estuvieramos incomunicadas! - prontestó
- Es que es así cómo estamos... - iba desanimandome cada vez más, necesitas a tus amigas en los buenos y malos momentos, sobretodo, en los malos, y en los que no sabes que coño hacer con tu vida.
- Sonia. ¿te pasa algo? - dijo algo preocupada, y poniendo su tono más serio. Después de todo este tiempo, a pesar de supuestamente madurar más, seguía en su línea.
- No... no sé tía, ems bueno sí joder. - solté
- ¿Qué narices te pasa? ¡ahora mismo me voy para allá! - decía sulfurada
- Esque no sé, que no es nada, estoy depre y creo que me da por pensar tonterias..
- ¿VES? nos necesitas ahí joder.
- Esque no todo es tan fácil..
- ME ESTAS PREOCUPANDO. SUÉLTALO YA.
- Cr-creo... creo que estoy embarazada. - y colgé en teléfono. No sabía cómo continuar. Me apoye sobre mis rodillas y empecé a gritarme que porque les había llamado, ahora estropearía todo..
¿Y si venían? ¿Y si se lo contaban a todos? T O D O S - deletreé.  Perfecto Sonia, cada día eres más sorprendente - pensé y me dí por aludida.
Una vuelta de mareos se volvió a apaciguar en mí, que bonito.. ¿no? que asco dios.
Me fui a mi habitación, a  buenas o malas tenía que aprenderme ese maldito exámen, me jugaba el curso entero. Estuve varias horas, cómo seis o siete, y aun me quedaban dos apartados, pero ya no podía más, mañana será un día para madrugar.
Tomé algo de cenar, y me fuí a dormir, me esperaba un largo día, y la mañana del lunes me depararía muchas cosas.

- Lunes por la mañana-


-'It's everything about you you you, everything that's you do, do, do, from the way that touch me babe..' - seguía la canción de la alarma de mi móvil y a pesar de ser muy motivante solo tenía ganas de volver a hundir de nuevo la cabeza sobre mi almohada.
Tras permanecer unos diez minutos más, recupere la postura y me pusé en la mesa de escritorio a repasarme todo y terminarme de aprender el largísimo tema. Eran las 5:00h de la mañana. El sueño abrumador trataba de vencerme y poco a poco lo iba consiguiendo, pero me refrescaba la cara sucesivas veces con multitud de gotas de agua y iba recobrando 'la vida'. Ya después de dos horas, me fuí a desayunar cualquier cosa, llevaba desde ayer por la tarde sin comer nada, y por mucho que no quisiera, mi estómago rugía con fuerza.  Cogí una manzana, me pusé una chaqueta fina y me fuí para el instituto. Creía saberme todo, espero que me saliera bien el exámen.
La mañana transcurrió rápido. Ya era última hora. Acababa de terminar el exámen, era superlargísimo y díficil, si no habías estudiado. Sonó el timbre, y me despedí de la "english lesson" hasta el lunes siguiente. Me despedí de mis amigas, bueno amigas, vamos a llarmalas compañeras, y punto, y conecté mi iPod.
Estaba prácticamente llegando, tenía que girar la esquina. Giré y dejé caer por un lado mi mochila y cogí las llaves. Agarré el llavero e introducí la llave de casa. Entonces me llevé un susto impresionante al oír:
- ¡Sorpresaaaaaaaa! - y cosas invulnerables estrechandome con sus brazos.

jueves, 1 de marzo de 2012

Capítulo 77

No. Espera. No. Buf. Esto de tomarme tantos cafés, levantarme a horas sueltas y ser sonámbula me sienta bastante mal.
El tejido muscular esta formado por las fibras musculares... los cuáles constan de Tejido muscular liso, tejido muscular, tejido estriado y tejido muscular cardíaco...- me tiré sobre la mesa de escritorio, y yo creo que incluso me dormí. Me faltaban las horas de sueño. Soñaba con moléculas y partículas en vez de contar ovejitas para tratar de conciliar el sueño.
- Los niveles de organización son los grados de complejidad en los que se organiza una materia...- Joder Sonia, que te lo sabes, deja ya de pensar en Biología.. - pensé. Encima, me contradecía de todo lo que hacía. ¿Soy normal? no, no lo soy.
Estoy tan lejos, y tan cerca de todo... Estoy tan lejos de ellos y tan cerca de sacar un suspenso y mandarlo todo a la mierda.. Pero creo que la segunda opción es demasiado fácil, y cómo a mí me gustan los retos, lucharé por ello.
Las nueve, diez, once, doce, doce y media de la mañana y no conseguía que me entrará nada en la cabeza. Genial, tengo mañana un exámen global de seis temas y todavía voy por principios del quinto, y no me entra nada en la cabeza, joder.
Tal vez deba salir un poco, y respirar el aire fresco, pero ¿con quién? ese es el quiz de la cuestión, la clave de todo. Que ya sé que estoy sola, no hace falta que cada cosa me lo vaya recordando cada vez más.
Hacía tiempo que no mantenía contacto con Teresa, se marchó a otro instituto a estudiar lo que sería la rama de medicina y desde entonces no he vuelto a hablar con ella y eso también lo estaba echando de menos. Tenía los ánimos un poco por los suelos. ¿Qué podía hacer?
No sé como lo hice, pero acabe saliendo. El móvil seguía disperso por alguna dirección , al igual que yo caminaba ahora sin rumbo. Las palomas me cedían el paso por la grande plaza, por la Plaza del Pilar, incluso las palomas me odiaban.
Recorría metros y metros cómo si de una turista me tratase y admirara muchísimo la ciudad, pero después de llevar toda mi vida aquí, no le veía nada nuevo. El calor me zarandeaba de un lado a otro, entonces decidí ir a una fuente a refrescarme. Bebí un poco de agua y me adentré en una de las callejuelas, desde la cuál fui a un sitio totalmente desierto, vacío, tranquilo, apaciguador.. definitivamente, en este lugar iba a pasar muchas horas de pensamientos reunidos con los sentimientos.
Precipité mi cuerpo sobre la hierba y me apoyé sobre mis rodillas. Iba perdiendo el equilibrio, y podía sentir la sensación de desmoronarme con cada movimiento. Opté por levantarme y volvieron a surgir unos mareos, y me apoyé en el primer árbol al que pude agarrarme, a pesar de que no parecía demasiado estable. Cuándo intentaba moverme, perdía el control, y encima tenía así cómo muchas nauseas de repente.
Resbalé mi espalda por el tronco, arañandola levemente. Me llevé la mano a la frente y no estaba ardiendo.
- Entonces, no tengo fiebre.. sería ya lo que me faltaba. - pensé.
Será un virus de los que corren... - terminé afirmándome a mi misma, sí, lo mejor era que me diese la razón.
Pasaron varios minutos, sobre unos diez o quince, ya me encontraba mejor, aunque todavía tenía esas ganas de vómitar, sin saber porqué.
Dí un adiós a aquel medio bosque, medio pradera, y volví al que habría sido mi punto de partida. Estaba de nuevo en la plaza, en el centro de la ciudad.
Era cómo la hora de comer, y me iba ya hacía casa, ya había desconectado durante bastante tiempo, o al menos lo había intentado, no todo podía ser tan fácil.
Iba ya en dirección cuesta abajo, hacía mi calle, abandonaba la plaza cuándo un niño de unos tres años chocó conmigo y se pusó a llorar. Iba corriendo y yo que iba a mi royo precipité con él, bueno, más bien fue al revés, no importa.
- Perdona, perdona. - ¿Cómo se actúa? - ¿Estás bien? ¿Dónde te has hecho daño? lo siento.. - lo cogí y ví cómo una mujer andaba gritando el nombre de un chiquillo, que supuse que era el que tenía entre mis brazos.
- Me he hecho pupita aquí. - decía señalando su rodilla derecha.
- Cura sana, cura sana, si no se cura hoy, se te curará mañana. - sonreí.
Iba rumbo a dónde veía a la mujer, que iba pregonando un nombre, "Carlos, Carlos".
Yo iba tan feliz, ya la tenía muy cerca, iba a preguntarle si era este su hijo al que estaba buscando, entonces me fijé en su cabello rizado y sus ojos claros y pensé:
- Ya comprendo porque me esta pasando todo esto, y ahora es una realidad. Destino, gracias por guiarme hacía mi camino.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Capítulo 76

- Siento haber tardado tanto..- volvió a repetir acariciando mi mejilla.
- Ya te he oido, no pasa nada - sonreí. - ¿Ya están todos despiertos? - realicé la pregunta y ví como dejaba sobre la mesa lo que debía de ser el desayuno en mi amplia habitación. Cogió un jarrón y depositó en el unas preciosas doce rosas rojas de las cuales una de ellas me la cedió, y no podía evitar sonreír cómo una estúpida, bueno, para que engañarnos, ¿había algo que fingir? cada día, cada vez me mataba más.
- Una flor, para otra flor - dijo cogiéndome de la mano.
- Ohhhhhh, muchas gracias Harry, enserio,  no deberías de haberte molestado..- le abracé, me llevó hasta sus labios y los unió con los míos.
- ¿Te vienes a desayunar conmigo o qué? - arqueó una de sus cejas.
- Ahora mismo, sí me cede el honor. - de tal señorial que estaba pareciendo no puede evitar soltar una carcajada.
Cogí un vaso de zumo de naranja, dos tostadas con mermelada y unas pocas galletas, tenía más que suficiente.
- Todavía siguen durmiendo, o por lo menos cuándo yo salí estaban en sus habitaciones. - dijo respondiendo a la pregunta que le había realizado antes.
- Lo más seguro. - dejé ahí la frase pero cómo bien dicen, una mirada vale más que mil palabras, y la mía debía de ser un verdadero poema en ese preciso momento.
- Nosotros tampoco nos hemos quedado atrás... - soltó de repente.
- Pero.. ¡serás pervertido!
- Habló.
- Ahám, pues vale, sí, ahora te quedas castigado sin besos. - pusé cara de enfadada, aunque por dentro no podía, pero quería seguir con este juego para ver lo que pasaba después.
- No, no, ¡no Sonia porfavor! no puedes,  hacerme esto. - decía haciendo pucheros, y yo ya no me podía resistir más.
- Sí que puedo. No. - dije perdiendo todo el control que llevaba sobre mi misma.-  No puedo hacerlo, joder que me pones demasiado. Le agarré de la cintura, cogí el cuello de su camisa, lo atraje lo suficiente hacía a mí, lo besé y se me fue el rollo.
- Vamos a volver a parar al mismo sitio, y acabamos de desayunar. - dije mirando las aguas verdecinas de sus ojos.
- No importa. - seguía.
- Harry, enserio tenemos... tengo que preguntarte una cosa. - me senté sobre la cama. ¿Iba a contárselo? pero.. ¿contarle el que? ¿que tengo alusiones con que estoy embarazada? no, no sería capaz. Lo malo es que siempre que me subestimo acabo haciendo todo lo que digo.
- Dime.. - parecía preocupado. - ¿He hecho algo mal? ¿Qué ha pasado? - veía como se iba derrumbando.
- No, no es eso cariño. - sonreí, un poco forzadamente.
- ¿Qué es entonces? dimelo, sabes que puedes contar para lo que sea conmigo. - acarició mi mejilla, pero yo seguía en mi mundo, en mi puto mundo.
- ¿Ayer pasó algo raro?
- Em.. ¿cómo que sí paso algo raro? - preguntó extrañado.
- Que si fue... si fue todo bien. - joder, no me salían las palabras, y tampoco sabía como dar en el clavo.
- Sí, Sonia nos lo pasamos muy bien, ya lo sabes... ¿pero a que te refieres?
- A, a si se fue algo de las manos, si sucedió algo que no debiese suceder..
- ¡Dios! - gritó.
- Harry, no, no estoy segura. Pero, pero no lo sé, llevo todo el día pensando en ello, me noto tan extraña...
- Nunca me apartaré de tu lado, tenga lo que tenga que pasar. - me abrazó fuertemente, y en ese momento, aprecié que lo nuestro superaba a la ficción, pero me gustaba, me gustaba estar enamorada de algo que había sido prácticamente toda mi vida imposible, y que ahora, sea totalmente mío. No todas tenemos esa suerte.

Varios años después:


- Ringggggggggg, ringggggggggg, ringgggggggggg-  me despertó un insoportable sonido de teléfono fijo. Tenía muy pocas ganas de cogerlo, últimamente no contestaba mucho a las llamadas y iba un poco de bajón.
Era un cálido domingo veinticuatro de mayo. El maldito teléfono seguía insistiendo en que fuera a recogerlo y con ello a responder a aquella llamada, pero por mucho que quisiera, pase.
Me levanté y me asomé por la ventana. Era lo primero que hacía cada día nada más levantarme, de echo, llevaba haciendo esto más o menos unos cuatro años. Sí, buf, cómo pasa el tiempo. Desde los cuatro años que llevamos juntos Harry y yo, y que nuestra unión, respecto a las circustancias se va haciendo más fuerte.
Estaba apunto de cumplir mis dieciocho años. Ya me quedaba muy poquito para hacerme mayor de edad, exactamente, nada más y nada menos que cinco intensos días, a los que no quería ni sentir.
Me senté en la mesa de escritorio después de lavarme la cara y saqué mis apuntes. ¿Apuntes? ami también me dan asco. Estoy acabando ya el curso, y esta semana es la peor de todas, la peor de todo el curso, y encima esta incluida en la fecha de mi cumpleaños, y lo que más me dolía, es que iba a pasarlo más sola que la una, por eso mismo, llevo varios meses deprimida, sin ganas de levantarme, pero al menos voy bien en los estudios.
Añoraba mis catorce años. Ays, mis catorce años. Llevaba desde entonces deseando cumplir los dieciocho, y creo que lo único que he hecho ha sido desaprovechar los quince, dieciséis y diecisiete años de mi vida, sobretodo, los diecisiete.
En todos estos años, habían pasado millones de cosas, tantas que yo creo que muchas las he olvidado, incluso.
One direction, mis chicos, se hicieron famosos por toda América, lo que les hizó también famosos en Europa y ya hemos podido disfrutar de numerables conciertos tanto en España cómo en las demás regiones europeas.
Echaba muchísimo de menos a mi pequeño. Bueno, a mi pequeño tan grande. Sólo hacía unos meses de que había cumplido sus veintiun años. Prácticamente desde entonces, no pude verle, y cada día me resultaba más difícil levantarme por las mañanas, y a razón de ello también llevo muchos días sin responder a las llamadas de fijo, ahora que ya me habia independizado. Sólo respondía a las de móvil, y si creía que era importante.
El 1 de febrero, fue de los últimos días enteros que pasé a su lado, y de eso ya hacía más de cuatro meses. Lo más iluso que recuerdo es su forma de soplar las veintiun velitas y cómo le cantabamos el cumpleaños feliz. Cómo me iba a llorar detrás de una colina porque sabía que se iban de gira durante mucho tiempo, y justamente a Harry no se lo habían dicho para que disfrutará, lo que me habría gustado haber podido estar más con él. Recuerdo como entre de nuevo, mis amigas y ya de hecho familiares cogiendo un trozo de tarta y haciéndome diversos gestos a los que yo respondía diciéndo que estaba bien, si, bien jodida.
Una semana, una semana antes me lo comunicaron. Justamente. Louis y Liam se pasaron por mi casa, un día que tenía la tarde libre. Dijeron que tenían algo muy importante que decirme, la verdad, no sabía si era algo bueno o malo, pero me pilló bastante por sorpresa.
- ¿Y.. cuándo acabará el tour? - intentaba contener mis lágrimas, luchaba contra ellas, los tours de normal duraban cómo dos meses, o por lo menos, actualmente.
- Sonia..¿enserio quieres saberlo? - me preguntó Louis, que seguía manteniendo la misma buena amistad conmigo.
- Sí, enserio, chicos decidmelo, cuanto antes me haga a la idea, será mejor.
- Sonia...
- ¡Suéltalo Liam! - dije dejando recorrer mis lágrimas, mientras Louis me abrazaba.
- Durará hasta mediados de Junio, y será por América.
Me quedé varios minutos de flashback, en shock y empecé a gritar.
- ¡No! ¡no! no podéis, ¡no podéis iros tanto tiempo! no podéis quitármelo, no.. - decía abrazando fuertemente a Louis y llorando cómo una magdalena mientras Liam acariciaba mi cabello.
- Sonia, en cuánto menos te lo esperes, ya estaremos de vuelta. - me sonrió y me beso en la mejilla. Me hizó sentir bien por unos minutos. De todas las chicas yo era la más sensible, y supongo que se esperarían de antemano algo así, pero creo que era perfectamente comprensible. Lloraba, pensaba en lo que justamente seguía pensando ahora, en que no iba a poder vivir, que estaría muy lejos, no podría abrazarlo, besarlo, tendría conciertos, entrevistas, giras y más giras, y yo mientras tanto, tendría que estar estudiando.
- Prometenos una cosa. - me dijeron de forma inquietante.
- Sí... - dije secando mis lágrimas con el puño de mi chaqueta gris perla.
- No se lo dirás a Harry.
Eso me impacto todavía más. ¿Cómo no iba a hacerlo? no lo sé ni siquiera a día de hoy, solo sé que hicé lo mejor para los dos, por lo menos, el fue feliz durante ese tiempo..
Cuándo quedaron 2 horas del 8 de febrero de 2015, 2 horas para marcharse y empezar la gira por América, se lo contaron a Harry, y realmente creo que hubiera sido mejor decirselo desde el principio.
- Pero.. ¿porqué no me habéis dicho nada? podría haber disfrutado el tiempo máximo a su lado, ¡podría haberlo hecho! y yo, yo ahora no puedo dejarla, ¡no puedo separarme de ella! - llantos y llantos salían gritando literalmente y yo le abrazaba fuertemente, aunque estaba más destrozaba que él.
- Hay, seremos, seremos fuertes, nada nos separará, nada.. porque yo te amo y te seguiré esperando..- decía llorando a su mismo compás.-
- Prométeme que no, que no me dejarás por, no me reemplazarás.
- Harry, ¡amor! no sería capaz de hacerte eso, llevamos más de tres años juntos, y cada vez te quiero, te amo más. ¿Me verías capaz?
- No, pero solo sé, que no voy a poder vivir sin tí.
Pasaron los minutos, y yo y las chicas los acompañamos al aeropuerto.
- Te llamaré casi todos los días, te mandaré mensajes todas  las noches para desearte dulces sueños y te enviaré de esas rosas rojas que tanto te gustan. Prometo, prometo verte pronto. - Me beso por varios segundos y se tuvieron que ir ya hacía a dentro.
- Nunca olvides que te quiero. - y el avión comenzó a despegar. Las chicas se despedían por la ventana, y cómo pude con mi rostro lloroso, elevé la mano hacía el frente y me despedí yo también.
Harry colocó la mano en su ventanilla, formó un corazón, pudé apreciar en esos cinco segundos escasos, una H y una S en su interior, y en el margen superior, un "Forever". Me desmayé. Me derrumbé al suelo, recuerdo como mis amigas llamaban a una ambulacia, y que decían que me había dado un bajon de tensión.
- Te pondrás bien - dijó una médica.
- No lo creo. - respondí. Tenía a aquellas personas en ese momento tan importantes a mi alrededor, a mis pequeñas enviandome señales positivas, pero la diferencia es que ellas se podían permitir ir de tour con ellos y yo me he tenido que quedar en casa por los estudios.
En esos veinte minutos que tuve de colapso, lloraba tras todos los recuerdos, abrazaba a los peluches que Harry me regaló, y entonces recorde mi paranoia del primer cumpleaños de Louis, ojalá todas esas pequeñas tonterias fueran las que se me presenciarán ahora, ojalá llevará un hijo suyo dentro, para poder tener algo suyo dentro, pero, espera. Ese último día pasarón muchas cosas, no, dios mío.

martes, 28 de febrero de 2012

Capítulo 75

Y todo iba muy rápido. Tal vez demasiado. No lo sé. No quería saberlo. ¿Y si lo hacía mal? ¿Y si no era suficiente? ¿Y si la cagaba por cualquier estúpided? ¿Y si no era esto reconfortante? varias dudas rondaban por mi dichosa cabeza, pero les hice un lado y decidí que ya basta. Deje las paranoias y me centré disfrutar. Cada uno de sus besos, cada roce de sus labios rodeaba cada parte de mi cuerpo y atraía a mí el placer. Extrañas sensaciones iban y venían pero no eran disgustantes. Acerqué mis labios a los suyos y los bese una y otra vez, sin control y sin ataduras. Ya había vuelto a tener al control de mi parte. Aunque en sí la temperatura de la sensación térmica fuera en realidad de unos dos grados bajo cero, podía sentir que lo único que sentía era calor, un calor que aumentaba con cada una de sus miradas, sus besos y sus formas de jugar con mi lengua de manera cómicamente sensual. Nuestros cuerpos estaban entrelazados uno con el otro.

- Narra Liam -


Todo acabó ocurriendo en una milésima de segundo. No imagine que llegaríamos hasta tal punto, pero eso no significaba que no quisiera seguir adelante con ello. Estaba más para aquí que para allá, los efectos del alcohol se veían reflejados en mí y empezaban lentamente a surgir su efecto. La solté sobre la cama, me tiró a su lado y de un modo o otro acabó soltándome el cinturón y desde ahí a dejarme desnudo mientras hacía lo mismo con ella. Dos, tres, seis segundos fueron los que nos hicieron falta para vernos en esa situación, tapados bajo un cálido edredón por la causa del frío, aunque sería momentánea. Me puse la protección, quería que fuera algo inolvidable, loco y joder, con ella, pero no por ello quería traer algo en camino, además, me bastaba con verla feliz, besarle lentamente y hacerla mía.
Parecía que no hubiese noche, que esta fuese nuestra última vez juntos, pero podía gozar de saber que eso era totalmente erróneo.
Sujetaba mi cuello mientras nuestras lenguas jugaban y cada vez subía y subía más la temperatura considerablemente. El frío anterior no era apreciable y lo único que podía sentir era salir fuego de mi cuerpo cada vez que mi mano tenía contacto con su cuerpo, cuándo nuestros labios se unían y cuándo ya no había más mundo que nosotros dos. Nuestros cuerpos estaban unidos.
Nunca, nunca en la vida me había sentido mejor con una persona. Era, era ella mi alma gemela, y de lo único que estaba arrepentido, era de no haberla conocido antes, pero, al menos me reconfortaba, que podía saber perfectamente que cada uno de sus besos tenía el mismo significado, y que la amo muchísimo.
Ya, tras varias horas, lo único que podía verse eran nuestros rostros, el amanecer en nuestra ventana y cómo no podíamos evitar cerrar sin quererlo nuestros párpados y echar una larga cabezadita. Se acomodó sobre mi pecho, y sin falta de contar ovejitas, se durmió, besé su cabeza y seguí ejemplo. Pasé mi mano por última vez por las ondas de sus rizos oscuros y la abracé. Espero que al despertar, nada de esto lo haya olvidado, porque merece estar en mi álbum de recuerdos, y este, todos con ella, eran los más importantes por excelencia.

- Narra Sonia -


Volví a despertarme tras muchísimo tiempo, o al menos a si fue lo que me pareció. Pegue un suspiro, bostecé y dejé las sábanas y el edredón a un lado. Giré hacía el otro lado y estaba sola en la habitación. Después de dar por hecho que solo estaba yo entre esas cuatro paredes, me pusé una bata que después dejé hacer un poco a un lado y me coloqué frente a un amplio espejo.
"Sonia, no vas a ser tan tonta de hacer eso" y cómo buena idiota que soy, lo hice. Coloqué una de mis manos sobre mi vientre y empecé a realizar formas circulares sobre él.
Ahora es cuándo decía, "Hola bebecito Styles, ¿que tal se está ahí abajo?" ¿No? enserio, me estaba empezando a preocupar a mi misma, y seriamente. La expresión de mi cara cambio precipitadamente y me fui a lavar la cara, ponerme algo cómodo y averiguar dónde esta mi novio al que tanto estaba echando de menos. Además quería preguntarle si ayer algo se fue demasiado de las manos. Mierda, siempre voy al mismo puto tema. ¡Que no estoy embarazada! que lo sé, o no, ¡no lo sé! - coloqué mis manos sobre la cabeza y le soplé a mi flequillo a modo de suspiro.
Termine de vestirme, quité los restos del maquillaje anterior y apliqué un poco de otro de nuevo.
Iba a salir del cuarto de baño, tenía el pelo un poco mojado, yo creo que del mismo estrés que me estaba produciendo, y también de la ayuda de un poco de agua que me acaba de añadir.
Unas suaves manos taparon mis ojos, la sangre se subió a mis mejillas y sonreí.
- Siento haber tardado tanto... - volteé a su lado y le callé con un beso. Iba a pasar las navidades a su lado. Aun quedaba mucho por delante, quedaba una larga vida a su lado.

jueves, 23 de febrero de 2012

Capítulo 74

Un dolor increíblemente impresionante se avecinaba en mi cabeza. Diferentes paranoias y versiones de aquella noche rondaban sobre mi cabeza. Un malestar general resolvía mi problema, el de porque coño me sentía así. Deslicé mi brazo izquierdo hacía arriba para observar la hora que era en mi reloj de muñeca, y me resultaba bastante pesado. Al girarme al otro lado, aparte de que colisioné con Harry tenía muchos mareos, y sobretodo abundaba de sed, pero no quería agua, quería no sé, algo más fuerte. ¿Estaba embarazada? no, coño. ¿Cómo voy a estar embarazada? bueno, por poder puedo, han pasado varias cosas... muchísimas cosas ¿perdí tanto el control? ¿Tanto me deje llevar? pero, ¿tan pronto notaría los mareos? ay dios. No soy gilipollas, se nota mi falta de neuronas, y si eso, no quiero ser una mamá quinceañera, me niego. Vale, definitivamente la resaca estaba adueñada de mi cuerpo, y estaba dando sus consecuencias.
Cerré y volví a abrir mis ojos sucesivas veces mientras una delatadora e insoportable luz entraba por la ventana principal de mi habitación. Pegué un pequeño bostezo y volví a mirar la hora. Las seis y media de la mañana. Tenía mucho sueño. De esas cuatro horas que habían pasado desde que "me acoste" unas dos estuve entretenida y una media hora intentando conciliar el sueño sobre su regazo, pero me era superior solo la tentación de su aroma. Tenía dos tentaciones; él y su aroma y el chocolate. La segunda la teníamos en común.
Tenía frío y todavía me acurruqué más. Varias sensaciones melodeaban por mi cabeza y sonreía. Sometí una de mis manos sobre sus intensos rizos mientras la otra se sostenía sobre su cuerpo. Su belleza exterior me abrumaba, aunque la interior también era de lo más perfecta. Bueno, perfecta yo creo que se le quedaba bastante, demasiado corto. Acariciaba su mejilla y rocé mis labios con los suyos, dejando volver la tentación a mi ser, pero no dándole riendas a todo, no me encontraba demasiado bien y quería estar más ¿relajada? creo que me era suficiente con verle en sus brazos y darle sentido a todo.
Recuerdos de la otra noche volvían a mí, solté una fuerte carcajada y pensé que no podía ser posible eso de "estar embarazada" al no ser que en alguna parte pasará algo raro y adiós a todo. En fin, que es una estúpided que piense en esto, yo solo quiero ser feliz con Harry, dentro de unos años tal vez me lo replanteé porque para mí esto es algo serio, y sé que para él también.
Suspiré precipitadamente y me dije "Deja de pensar en tonterías, mañana será otro día" y deje sumir mis pensamientos en otro mundo mientras la cosa más bonita de este mundo me estaba acompañando.

- Narra Ainara -


Estaba muy cansada. Dejé caer los tacones sobre el gélido suelo y me precipité sobre la cama. Ya era de día, mierda. Ni yo,ni mi maquillaje y ni siquiera mi forma de ser estaban dónde debían. No sé para que iba a echarme a la cama siendo que en nada tendría que levantarme, pero siendo que todos se levantaran tarde, no creo que noten mi ausencia, bueno la nuestra.
Cuándo se suponía que la fiesta ya no tenía sentido, que todo el mundo estaba alocado y que nosotros éramos los únicos con sentido común, abandonamos el lugar y nos fuimos a pasear. La noche estrellada se posaba sobre nosotros mientras las calles estaban solitarias y se podía apreciar la tranquilidad. Una leve brisa rozó delicadamente mi cara y volví a recordar que era invierno, tenía el sentido un poco desviado, y también decía algunas tonterías, pero a Liam le encantaba, y eso, a mi también.
Susurraba cosas en mi oído y yo le besaba el cuello. Mi respiración se agitaba y la velocidad de mis latidos aumentaba. Los minutos pasaban, los besos los inundaban y con ellos extrañas sensaciones. Creo, que pocas veces me he enamorado de verdad, pero si sé que me han hecho mucho daño, y me han llegado a destrozar. Con él todo era diferente. Solamente su compañía me hacía sentirme diferente, llegarme a querer tal y como soy. Tal vez pueda parecer una chica rebelde, intolerante, irresponsable y con poco sentido común, pero en el fondo, soy una persona frágil a la que le es necesario que la quieran y muestren su apoyo. Tenía miedo a equivocarme, a ir demasiado rápido, a estropearlo todo, a enamorarme de algo equivocado, porque en mi corta vida es lo que más he hecho y no aprendo de ello. Unas buenas vibraciones me saben demostrar que esto no es así, que porfín algo ira bien y que seremos felices y comeremos perdices, tal vez. Por eso, y cada una de las cosas, disfruto cada segundo que nuestros labios se juntan y nuestras lenguas juegan precipitadamente, y me hace sentir tan bien.
Parecía cómo si no hubiera noche, y mientras mis pies no podían transmitir más dolor, volvimos a casa y ahora aquí estamos. Estuvimos mucho tiempo fuera, haciendo de las nuestras y transmitiendonos todo lo que sentimos.
Ahora nos tocaba volver a disfrutar, porque todos ya lo habían hecho. Más les vale que no entren a molestar, y si no, que les fuckeen a todos.
Se sentó a mi lado mientras yo le desabrochaba la camisa, besaba mis labios y un maldito ruido nos interrumpia. Una llamada telefónica, que fue a otro lugar cuándo tiré mi móvil a tomar viento. Esta es la hora, es el momento y nada ni nadie lo va a estropear, para mí todo esto es demasiado especial. Quiero que volvamos a experimentar esa sensación, que nuestro corazón se mueva al mismo compás.