Another World

viernes, 17 de febrero de 2012

Capítulo 72

No, no podía despegarme de ese abrazo. Oía un montón de voces, pero para mí estábamos sólo nosotros dos en nuestro mundo, su respiración junto a la mía. No estábamos más juntos porque no se podía. Mis manos rodeaban su cuello y acariciaban sus rizos suavemente, mientras él mantenía sus manos sobre mi cintura. Era cómo si el tiempo se parase justamente ahí. Sonreía cómo una estúpida. Me sentía cómo la primera vez que sení el roce de sus labios sobre los míos, esa bonita sensación. Acerqué nuestras caras, hasta que chocaron nuestras narices y la distancia de nuestros labios era similar a un milímetro. Su mirada me estaba matando. Sus ojos verdes estaban sobre los míos. El aire movía sus rizos y estos colisionaban sobre mi frente y se desprendía su olor en mí. Estaba concentrada en no sé el que. El cielo azul, los pájaros piando, las hojas de los árboles cayendo, el viento suspirando... y nosotros dos ahí, sólo veía eso. El murmullo permanecía y para nosotros no existía. Junté nuestros labios y se produjo un cálido beso. Un cálido besos de esos que necesitas cada mañana cuándo te levantas y ves el sol sobre tu ventana. De esos que van acompañados de un "buenos días cariño" y de los de "te quiero más que a mi vida". Los besos eran cada vez más consecutivos, sucesivos y rápidos pero a la vez largos. Sus manos frías sostenían mi cara y con ello la unión de nuestros labios. La sangre se subía a nuestras mejillas y teníamos los mofletes de color rojizo. Sonreía picaramente y yo solté una pequeña carcajada. Volvió a besarme y cada uno de sus besos me decía que era él, el amor de mi vida. La verdad, no sé a que se venía, ahora de repente todo esto a mi mente. Creo que en cualquier momento puedo pensar lo muchísimo que lo quiero, y que no quería perderlo. Tal vez fuera el miedo a un accidente, la maldita foto, o simplemente de que tenía muchas ganas, muchas ganas de él, muchas ganas de Harry.

- Narra Harry -


Salimos rápidamente del coche después de lo ocurrido. Sabíamos que no había pasado nada, que no hubo ni un rasguño. Una presión tenía en mi pecho en todo momento, y era lo de que si le pasaba algo. Pensé en una milésima de segundo todos los momentos que pasé con ella. Recordé cómo fue nuestro primer beso. Cómo sus lágrimas recorrían su cara y decía que me quería más que a nada. Cómo no dejaba de sollozar y me abrazaba fuerte. El miedo que tenía de hacerlo mal, pero que aun así junto nuestros labios. El sol golpeando nuestros cuerpos apoyados en el banco. El sonido de la fuente al salir el agua. La tensión que se podía respirar en el ambiente, sus ojos llorosos, una sonrisa de felicidad que se podía ver a kilómetros, las ganas de saltar y gritar y sobretodo, de no apartarse de mi vera, y cada una de esas pequeñas pero grandes cosas que me pasaron ese día me hicieron recordar de que tenía lo más grande, lo que me hacía sonreír, la que me daba esos abrazos, la que me besaba sin un porque, la que se ponía mi ropa para salir, la que cogía una sudadera mía para poder tener mi olor permanente en el suyo, por esas cosas, que hacían que la queriera tanto. Todo eso, y mucho más recorrió mi mente. Presencié lo mejor y también los peores momentos. Recuerdo cómo gritaba, cómo caía al suelo, cómo quería suicidarse, auto lesionarse o cualquier cosa que le hiciera ver que no quería existir. Cómo fui tan sumamente gilipollas de hacer aquello. Cómo dejé que el alcohol viajará por mis venas y confundiese a mi corazón. Cómo deseaba no haber venido, no estar allí, no haber nacido. Sentí también las mismas puñaladas que sentí cuándo asimile la vez que ocurrió todo aquello. Las veces que pedí perdón por mi error y no pudo escucharme. El portazo que pegó cuándo salió. La discusión que tuve con Louis. Recorde todo. Volví a recordar de que no sé cómo puede queriéndome, estar conmigo, regalarme cada mañana una de sus mejores sonrisas, y besarme como solo ella sabe. Y es que solo ella sabe quererme, sabe comprenderme y hacerme sentir el mejor hombre de este mundo pase lo que pase. Porque ella me quiere, me ama y aceptaría cualquier disculpa ante cualquier hecho. Esa sensación que producía sobre mi estómago.
En ese flashback de última hora, recuerdo cómo me despertó con un rocé de sus labios y una poderosa luz estaba sobre mi rostro. Las cinco o seis máquinas conectadas a mí. La declaración que hacía sobre todo lo que me quería. Cómo grito cuándo vió que desperte, y la ilusión se le metía hacia su cuerpo. Cómo estaba sosteniendo todo el rato mi mano y no la soltó en momento alguno. Cómo me las ví y deseé para decirle un "te quiero" y lo dolorido que estaba tras la pelea con Louis. Eso también me hizó recordar que existen los amigos de verdad, y que nada puede separarlos, y que era cómo el hermano que dios no me ha dado.
Parece mentira que en tan poco tiempo se pueda ver tanto, sí lo sé. Pero eso ocurré cuándo ves que necesitas a tu vida, y esta en otro lado. Porque la quiero, todos los días del año, y las navidades no son más para demostrarlo. Una pequeña lágrima recorrió mi rostro y me la quité rápidamente. Ese abrazo era interminable y tenía unas ganas inimaginables de besarla, pero tenía miedo de que no fuera el momento adecuado. Nuestros labios estaban cada vez más cerca, mi respiración era agitada y mi corazón bombeaba cada vez más sangre. Se unieron, y no podía dejar de sonreír. Una y otra vez, cada vez más rápido la besaba y parecía no haber nadie a pesar de que sabíamos perfectamente de que estaban allí todos.
Una voz nos llamo y volvió a llamarnos y hizo que nos diésemos la vuelta a pesar de no quererlo. Esa voz era malhumorada y no quería escucharla, quería quedarme ahí en ese momento, aunque a los demás les molestará, eso es lo que quería hacer aunque a los demás les molestara. Cada vez había más distancia desde nuestros labios y nuestras manos quedaron entrelazadas. Podía observar cómo la gente pasaba y cómo ellos seguían ahí. La voz volvió y esta vez se acerco a nosotros, ella y varias.
- Eh, vosotros dos, ya dejaréis de daros besitos y vendréis ¿o qué? - dijo Zayn acercándose y llevándose con él la niebla que había llegado de pronto.
- ¡No seáis tan pegajosos! - dijo Louis acercándose a nuestra vera también. - Intenté ignorar un poco ese comentario.
- A tí lo que te pasa es que te da rabia que no te haga esas cosas - le dije graciosamente.
- Ya Harold, ¡esta noche castigado sin zanahorias! - Sonia se rió precipitadamente.
- ¡Deja a mi chico! - dijo ella, dios amaba su voz, bueno su todo. Volví a besarla.
- Venga, vayamos que hoy no llegamos. - dijo Liam a nuestras espaldas y fuimos llendo. Louis se fue con los demás y yo me quede con Zayn, Liam y Harry, las demás iban más adelantadas, supongo.
Ya estábamos llegando.

- Narra Sonia -


Los chicos vinieron y todo se acabo, adios a la escena romántica, tenía tantas ganas. Fuimos caminando y cuándo Louis nos abandonó comencé a hablarles de lo que tenía pensado.
- Chicos, había pensado en celebrar esta noche el cumpleaños de Lou. - susurré.
- Tu dirás, ya nos habían dicho que tenías algo entre manos - respondió Liam.
- Había pensado que os podríais llevar a Lou a algún sitio, mientras las chicas y yo compramos los regalos y decoramos un poco mi casa, por cierto, Tamara me da miedo, muchísimo miedo. Afirma que va a regalarle algo muy útil a Louis y cuándo dice eso, en fin.
- Vale, yo me encargo de llevarme a Louis, me inventaré alguna excusa - dijo Harry sonriéndome.
- Nosotros os acompañaremos - dijo Zayn refiriéndose a Louis y Harry.
- Perfecto, ¿a sobre que hora os vais? necesitamos cómo cuatro o cinco horas.
- Ahora en cuánto lleguemos y dejemos las maletas, inventamos algo, comeremos fuera, no queda remedio. - respondió Liam.
- ¿Vamos a estar sin veros toda la tarde? no porfavor - supliqué
- Todo no puede ser pequeña.. - me dijó Harry y me besó por milésima vez.
Llegamos a mi casa y entonces me encontré con mis amigas, o familiares como queramos llamarlo. Les expliqué todo lo explicable y accedimos a dejar las maletas. Ellos se dedicaron a distraerle un poco y a improvisar una buena excusa para sacarlo de mi casa y tenerlo casi todo el día fuera. Se fueron, y estábamos en una especie de reunión de chicas.
- ¿Ya habéis comprado los regalos? - pregunté.
- ¡Sí! yo lo tengo preparado desde hace tiempo, sé que le encantará - dijo Alba emocionada.
- Yo sí, ya lo sabes, ya verás que cara pone, jajaja - rió Tamara, a saber que le había regalado.
- Yo le he comprado una zanahoria gigante con una dedicatoria de amistad - afirmó Ainara
- Por mi parte, yo he organizado una especie de librito con todas nuestras fotos en estas vacaciones que nos hemos tomado y lo he decorado un poco - decía Lidia tímida.
- ¡Que buena idea! estoy segura de que eso le encantará. Será mejor que vallamos preparando lo de la fiesta, por la tarde todavía tendremos que salir y compranos los vestidos.
- Llevas razón, pongamonos manos a la obra.
Estuvimos poniendo los típicos globos, la pancarta de "Felicidades Carrot", el confetí distribuido por toda la casa, los matasuegras por ahí y después fuimos a comer a un restaurante de la ciudad, cuándo ya teniamos todo practicamente acabado.
Comimos muy rápido. Después de salir y pagar del restaurante italiano nos fuimos a comprar las bebidas. Había alcohol, muchísimo alcohol, supongo que para olvidar todas las barbaridades que haremos esta noche. Dejamos las bebidas en casa, y ya eran las seis. Se había pasado el tiempo volando.
Cogimos bastante dinero y nos fuimos a mirar vestidos para la ocasión. Después de estar por varias tiendas, decidiendo modelitos y zapatos, decidimos lo siguiente:
Tamara se compró un vestido negro que iba atado al cuello, bastante ajustado, dejando resaltar su figura, que combinó junto a unos tacones de aguja del mismo color.
Lidia optó por un vestido del mismo tipo, con un color verde pistacho bastante animado, pero este sin tirantes  y con bastante escote, también con unos tacones, pero de color clarito.
Alba se compró un vestido morado oscuro, era cortito, y le favorecía mucho a la cara, aunque realmente daba igual porque le iba a durar poco.
Ainara se compró un vestido negro ajustado, diferente al de Tamara, muy corto, con unas plataformas color plata.
Y por último, pague yo lo mío. Un vestido rojo pasión, con algún volante al final, no muy corto, sin tirantes y muy voluminoso, también con unos tacones, me daban vértigo sólo de verlos.
Estábamos ya saliendo cuándo me llamó Harry. Ya eran las ocho de la noche y todavía teníamos que arreglarnos y sacar la cena y los aperitivos. Me informó de que se estaba mosqueando un poco y que quería volver a casa, lo retendrán el mayor tiempo posible y que a eso de las diez y media se pasarán por aquí, que tengamos todo preparado y con las luces apagadas y sobretodo, remarcó que nos pusieramos guapas, como si no lo fuesemos a hacer.
Todo el tiempo paso como en un abrir y cerrar de ojos y ya estábamos preparadas. Cada una se maquilló a su gusto y termino de vestirse. Apagamos las luces y ya solo quedaba esperar. Entonces lo emocionante llego cuando Louis entró y encendió la luz y le recibimos con un gran "SORPRESA" Y "¡MUCHAS FELICIDADES LOUUUU" mientras a todos se les caía la baba.
- ¿Queréis un babero? - preguntamos riéndonos. Louis nos dió un gran abrazo y empezamos a darle los regalos, la fiesta acababa de empezar.

¡Hola! Ultimamente estoy demorando sobre dos días en subir,  tengo varios exámenes, mi tiempo escasea y por eso he hecho este tan largo y hasta el domingo no subiré el próximo. Espero que os guste y feliz fin de semana, os quiero. Sonia-

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