Another World

martes, 10 de enero de 2012

Capítulo 47

Cada vez tenían más y más ropa. ¿Cómo les puede caber tanta ropa en un brazo? - me preguntaba una y otra vez. ¡Son unos fanáticos! compradores compulsivos - pensé. Nunca había visto nada parecido. Salían una y otra vez, con cosas diferentes y me realizaban preguntas como "¿Me queda bien esto?" "¿Crees que este color me favorece"? y cosas por el estilo.
Las pilas de ropa eran mayores. La gente se daba empujones. ¿Qué es lo que regalan? se nota que aquí no hay crisis. - pensé aunque fui interrumpida por una voz. Era él, se estaba probando un polo de tono rojizo, resaltaba sus labios y le quedaba genial, marcaba su torso. Cada cosa que se probaba era mejor que la anterior.
- Harry, ya te he dicho que te queda TODO absolutamente TODO perfecto. ¿Qué es lo que no entiendes de todo? t-o-d-o.
- ¡Sabes que no! - me sonrió y siguió con su super ropa, me gustaría ver su armario.
- ¿Qué tal me queda esto? ¿Gris o morada? - me preguntaba Louis desde el otro extremo. Se estaba probando una chaqueta.
- Creo que es mejor la morada, te favorece el tono de la piel - le sonreí
- Sí, tienes razón, pienso lo mismo. - decía mientras echaba de nuevo la cortina.
Llevábamos ya dos horas en Springfield. Me estaba agobiando. ¿No se cansan? Me gusta ir de compras, pero creo que ellos no son lo mejores acompañantes, más que nada porque tu te tienes que encargar de ellos - pensé mientras de nuevo oía cómo se abrían cortinas desde los laterales del vestuario.
- Chicos, me voy a la planta baja, voy a mirar si hay algo de mi gusto - les decía a cada uno de ellos.
- Vale, por aquí estaremos - escuché lejanamente.
La tienda era muy grande, tenía dos plantas, la de sección femenina que era la inferior y la superior la cuál era la sección masculina. Bajé y ví como las mujeres se peleaban por coger diferentes prendas. ¿Qué pasa en California? -pensé. Al poco tiempo me dí cuenta de que eran las rebajas, las rebajas de invierno. Por lo visto allí eran a principios de diciembre. Después de pegarme media tarde mirando cómo les quedaban los modelitos a estos dos, me dí cuenta de ello. La verdad era que los precios estaban bastante bien, pero con tal masa no se podía avanzar mucho; parecía un juego de tetris.
Como pude conseguí coger una blusa en tono lila, unos vaqueros en tonos azules oscuro, un vestido azulón y una camiseta verde esmeralda, entre otras cosas. La ropa era muy bonita. También cogí unas bailarinas.
Me estaba terminando de probar las cosas, iba por el vestido azul, que combinaría con unos tacones no muy altos también de ese tono, también los había cogido aquí. Estaba abrochándome la cremallera, ya tenía los tacones puestos, sacudí un poco mi pelo liso-ondulado y oí mi nombre por ahí. - Supongo que serán los chicos - pensé y asomé mi cabeza por uno de los lados de mi vestuario, tápando el vestido, será una sorpresa, para esta noche. La voz era de Louis.
- ¿Sonia? ¿Sonia? - repitió por cuarta o quinta vez ahora obteniendo finalmente una respuesta.
- ¡Lou! ¡Lou! aquí, aquí le gritaba desde el sitio.
- Ah estás ahí, no sabía dónde te habías metido - dijo suspirando.
- Pues aquí estoy ya me ves - sonreí y pregunté cuál era el paradero de mi novio. - que rara suena esa palabra, aún no me había acostumbrado a ella.
- Harry está preguntando si tienen más talla de unos zapatos que parece ser que le gustan. Le dije que iba a buscarte, nosotros creo que finalmente hemos acabado. - decía enseñándome sus tres bolsas llenas hasta arriba, supongo que ya habrían pagado.
- ¿Te estas preparando para nochevieja, o que Lou? - reí, mostrándole mi vestido abriendo la cortina.
- Puede ser... aunque ya de paso también para este sábado y año nuevo ¿no? - me sonrió y parece ser que se quedó un poco perplejo - vaya había olvidado la fiesta del sábado, miraré algo - pensé colocándome mejor el vestido.
- Sonia, ¡estás preciosa! - me gritó al desvelarle el modelo.
- ¡Graaacias Lou! eres un encanto - conseguí decirle, dejándole de mirar poco a poco. Necesitaba un espejo para mirar mi cara, seguro, seguro que estaba roja, cómo un tomate.
- ¿Tienes pensado algo especial pequeña? - me preguntó
- La verdad esque aún no tengo claro lo que haré, pero será hoy por la noche - le dijé decidida.
- Eres consciente de que le vas a matar, ¿no? - me dijó con su buen humor, pero lo decía en serio.
- Jajaja - reí. ¿Por?
- Mírate. - me giró hacía el espejo central del vestuario. ¿Aun tienes dudas?
- No es para tanto. ¡Soy una chica normal y corriente! - le dijé a mi mejor amigo.
- Más quisieran muchas estar a tu altura, válorate, eres muchísimo mejor de lo que piensas, ojalá algún día tenga a una chica como tú - me dijó. Tenía una nube en mi cabeza. Dijimos que somos amigos, ¿no?
- Oh Lou.. gracias - le sonreí y le abracé.
La conversación se quedo un poco fría y Lou rompió el hielo.
- Bueno, miraré si está por ahí Harry, no quiero que estropeemos tu sorpresa - me dijó decidido. ¿Estarás aquí?
- A vale. Sí, no muy lejos, iré a buscar algo más, había olvidado lo del sábado.
- Tienes tiempo de sobras, y si no te esperamos, cómo has hecho con nosotros - me sonrió
- Vale, corre ves a ver si descubres su paradero - dijé expulsándole del vestuario, de la zona exterior.
- Sí, ahora nos vemos - decía mientras subía las escaleras y se iba hacía su sección, con la idea de encontrar a mi Harold.
La gente parecía que ya se iba marchado. Menos mal, me estaba agobiando cada vez más. Metí en una de las bolsas de Springfield la ropa y zapatos que iba a comprar y fuí decida a encontrar algo especial para el sábado. ¡Conoceré a One Direction! ¡Oh my god! - pensé muy ilusionada. One Direction al completo, ¡son tan perfectos! - pensaba cómo una Directioner, siempre lo había sido, y por estar con uno de ellos no iba a dejar de serlo ni mucho menos - pensé orgullosa. Mi cabeza estaba llena de pensamientos, todos buenos, a pesar de uno, el cómo voy a ir mañana a casa. - Ya lo pensaré - y dicho esto decidí apartarlo de mi mundo y meterme en las compras, que es en lo que estoy.
Una camiseta a cuadros, unos pantalones negros y las bailarinas de antes que eran de tono beige será lo perfecto. Haremos una fogata con los chicos, eso me dijeron. También cogí una blazer negra, el tiempo cada vez era peor, y todo el mundo sabe que en Zaragoza el cierzo sopla de lo lindo. Me fui al vestuario, comprobé que era la talla indicada y ví a Louis y Harry por detrás mío. Yo estaba colocándome en una de las inmensas colas, tenía cómo a doce personas delante mía, que extrés.
- ¡Sonia! - me dijó Harry agarrándome de la cintura y acercándome a él, teniéndonos más cerca el uno del otro y dejándome sentir su respiración.
- ¡Hay! ¿dónde te has metido? ¡a ver si te me van a secuestrar! - reí
- Jajaja no, ya sabes que no, además sólo pertenezco a una persona - me sonrió. Date por aludidaaaa - dijó lentamente.
- Lo había hecho tonto. - le acaricié la mejilla.
- ¿Qué has encontrado algo especial? veo que sí. - dijó observando mis dos bolsas.
- Jajaja sí, ya veo que tu tampoco te has quedado corto - dijé mirando sus tres.
- ¿Tienes pensado algo para esta noche? - me dijó en tono seductor, me pusé nerviosa.
- Um... creo que no. Déjame mirar mi agenda. - río. Ems sí, tendré una cita con el hombre más perfecto del mundo, ¿te parece? - le sonreí
- Sí, claro que sí. Te tengo preparada una sorpresa, te llevaré a un lugar especial - dijó cogiéndo mi mano.
- Tus sorpresas siempre son especiales, increíbles, indescriptibles - le dijé anonadada.
- Eres perfecta. - se abrazó a mi espalda y la cola cada vez era inferior. Definitivamente esta noche iba a usar ese vestido. El último día en California iba a ser el mejor de todos, tenía que serlo. ¿Qué pasara esta noche? - me pregunté y dejé cerrados mis ojos durante unas milésimas de segundo.


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