Another World

domingo, 1 de enero de 2012

Capítulo 40

Estaba dormido. Eran las once de la noche, y veía como sus rizos caían sobre la almohada. Admiraba como sus párpados eran firmes, y la forma de sus labios al dormir.
Su mirada apasionada y esa sensación de que sonreía marcada en su rostro producía un escalofrío en mi cuerpo y aumentaban las pulsaciones de mi corazón.
Las horas pasaban, y yo seguía observando cada uno de sus movimientos, sin dejar de sostener su mano sobre la mía. Tenía sueño, muchas veces se cerraban mis párpados, mi mano no rendía tan bien sobre la suya, y la cabeza se me iba de un lado a otro al estar en esa posición.
Ya eran las tres de la madrugada. Ese día había sido muy duro, el sueño me superaba, percutía sobre mí negativamente, y me hacía recaer en dormir. A las siete vendría la enfermera, entonces decidí lenvantarme y le susurré a Harry que dormía como un ángelito "buenas noches cielo" y me recosté en ese incómodo sillón que me estaba matando, volví a sostener la mano de Harry sobre la mía.

- Sonia...., Sonia... Sonia - me decía Harry en el oído varias veces hasta que desperte. Seguía con muchísimo sueño, pero de todas formas pienso que esa era una forma muy agradable de despertarse, susurrándote la persona a la que amas.
Estaba sentado en el lado derecho de la camilla, el que daba justamente enfrente de mí. Estaba desnudo ¿quería provocarme? creo que no era el momento más adecuado.
- Hola Harry, buenos días cariño - le sonreí
- Hola princesa, porfin te has despertado. - me besó. Nuestros labios estuvieron unidos en ese cálido beso muchos segundos, tal vez incluso algún que otro minuto, estaba con los ojos cerrados, eso me transmitía más magia.
- Me pegaría así todo el rato - dijé rompiendo la unión de nuestros labios.
- Podemos hacerlo. Quiero hacerlo - dijó volviéndolos a unir.
- ¡No! Harry vendrá la enfermera  y nos pillará - reí picaronamente y volví a quitar mis labios de los suyos
- ¡Que sí! - volvió a ponerlos.
- ¡Harold! - reía por poco tiempo porque volvió a posar sus labios sobre los míos.
- ¡Sonia! déjame, que estoy malito - dijó haciéndo pucheros.
- Bueno.. déjame que me lo piense.. un último y vale, que nos van a ver, y pensaré "tierra tragame".
- Creo que podré conformarme al menos los cinco últimos minutos - me sonrió al acabar la frase y siguió al tema.
Notaba su respiración. De nuevo sentía cómo otro escalofrío recorría cada una de las partes de mi cuerpo, dejándolo frío y a la vez caliente con el roce de sus labios sobre los míos.
- Me encanta esta sensación. Esas mariposas revoloteando sin dirección por mi estómago, poder considerarme el hombre más feliz del mundo con el roce de tus labios - dijó cuándo despegó sus labios de los míos.
No pudé evitar sonreírle embobada como una estúpida; estaba enamorada, pero eso era bueno. Después de los dos meses y medio que llevabamos juntos no podía creerme que todo esto estuviera pasando de verdad. Necesitaba un par de pellizcos para percatarme de que lo que me estaba pasando no era un sueño y que por lo tanto era real.
- Ains Harold.. ¡te me como! ¿cómo eres tan tierno? explícamelo - le obligué mientras le daba un cálido abrazo sentada a su lado en la cama.
- ¡Coméme! lo estoy deseando - dijó esto y me ruboricé
- Jajajajaja. ¡No puedo! - reí
- Pues yo sí - empezó a morderme delicadamente el cuello.
- Jajajajajaja Harry párate que me haces cosquillas - decía intentándo irme de su prensecia pero el me sostenía con una de sus manos.
- Veo que estás bien - esbocé una sonrisa
- Claro que lo estoy, me encuentro casi en perfectas condiciones, aunque estando contigo se me pasa todo.- me devolvió una sonrisa marcando sus preciosos hoyuelos.
- Estoy muy feliz viendo que hasta en los peores momentos me muestras una sonrisa - le abracé.
- Por eso sonrío, porque tengo un motivo. Enserio, gracias de verdad por estar aquí - me dió un corto beso.
- No hay de que. Ya te he dicho que estoy aquí porque me gusta verte feliz, y porque me muero de ganas de estar contigo.

Pasaban los minutos, segundos y todo lo que tuviera que estar relacionado con el tiempo. Manteníamos ese abrazo y nos mirabamos a los ojos. Hicimos la apuesta de a ver quién conseguía permanecer serio durante más tiempo, pero ninguno de los dos pudimos parar de sonreírnos mas de una milésima de segundo.

- Jajajaja, Hay, ¡siempre quedamos empates en todo! - dijé echando una pequeña carcajada.
- Soy incapaz de dejar de sonreír porque cada cosa me recuerda a tí. - decía mirándome con sus preciosos ojos verdes.
- Me pierdo en tus ojos, en tu mirada, me introduzcó en mundos paralelos, mágicos, me conquista tu sonrisa, tus labios apasionados me aclaman a gritos, y soy incapaz de no hacer esto - le besé
Estuvimos así mucho tiempo. Cada uno de nuestros besos eran más largos que los anteriores, pero eso me gustaba.
- Creo que pronto vendrán. - decía Harry refiriéndose al equipo de médicos
- Yo también pienso eso. ¿Qué hora es? - pregunté extrañada.
- Mira a ver tu, tengo el reloj en la mesilla. - me dijó señalándome una mesilla color blanco, a nuestro lado contrario.
- Son las 6.50 de la mañana. Tengo mucho sueño, pero me ha gustado compartir la entrada del día contigo. Anoche caíste dormido muy pronto - dijé apenada.
- Tenía sueño.. no sé que es lo que narices me meten en estos goteros. Hablando de goteros, hay algo que no te he dicho. Quería guardarlo cómo sorpresa, pero no aguanto más.
- ¡¿El qué no me has dicho!? - decía impaciente. Volvía a morderme los dos mílimetros de uñas que tenía.
- ¿Ves que sólo hay un gotero? anteriormente tenía cuatro. - decía haciéndose  el interesante
- Sí.. ¡eso quiere decir que estas mejor! pero no me va el royo este de ir de inspectora ¡suéltalo! - decía comiéndome literalmente las paredes.
- Lo más seguro es que me den hoy el alta - esbozó una amplia sonrisa, me abrazó y remarcó firmemente la última palabra mencionada.
No sé que es lo que hice. Pegué un profundo chillido dejándo al receptor de la noticia sordo y abrazándole fuertemente, a pesar de que él lo había hecho cuándo acabo la frase. Creo que no podíamos respirar, y separé un poco nuestros cuerpos.

Se levanto y mostró su cuerpo, paseo un poco por la habitación. Seguramente esperaba que le dijera algo, pero no lo hicé y simplemente me sonrojé lo que es un poquito bastante, pero mantuve la mirada y no la deslicé al suelo. Basta de tímidez, hicé lo que dijo la vez anterior. No iba a apartar la mirada.
- ¿Qué prentedes? - reí de forma picarona y poniéndome cada vez más roja.
- Nada. jajajaja - río.
- ¡Harry! ¡tengo que llevarte a la ambulancia! - dijé corriendo y llevándolo hasta la cama.
- ¿¡Qué!? ¿Qué ocurre? - dijó extrañado
Le tumbé en la cama y acabé yo también en ella, aunque prácticamente me caía por uno de sus lados.
- ¿¡No te has visto!? ¡estas lleno de moratones mi vida! - empecé a besarle cada uno de sus puntos débiles.
- ¡Hay una emergencia! ¡me estoy quemando! ¡secáme! - se deslizó sobre mí y surgió la pasión.
- Me temo que ya he apagado el fuego, pero le aseguró que en unas horas tengo la sensación que se va a reiniciar- le sonreí picaronamente
- Pero.. ¡me duele! - dijó a modo de excusa
- Jajajajaja, Harold Edward Styles, vamos a dejar el juego de bomberos para un lugar y momento más apropiado - le besé. Y anda, haz el favor de vestirte, aunque ahora me controlo un poco más.
- Bueno.. me visto porque la enfermera no se merece apreciar la belleza de mi cuerpo, aunque este un poco hecho polvo. - decía poniéndose un camisón del hospital, también verde, verde esperanza.
-Ahora enserio, ¿no te duele todo eso que te a hecho Louis? - decía seriamente
- Un poco.. pero esto se va con el tiempo. - me sonrió

Me volví a sentar en el sofa y al momento vinó la enfermera con las anotaciones del día anterior.

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