Another World

jueves, 26 de enero de 2012

Capítulo 61

No nos comunicabamos. No nos hacían falta palabras en ese momento, era un silencio cómodo. Todo estaba oscuro, y una luz de escritorio era lo único que nos iluminaba. Mis lágrimas se deslizaban resbaladizamente por mi cara y cada vez le abrazaba más fuerte.

- Lo siento, siento muchísimo todo esto. Joder, que yo te quiero a más que a nada, que no puedo vivir si no es contigo. Tengo que contarte todo, que no puedo, no puedo seguir con esto, que soy una estúpida, que lo hago todo mal y lo único que consigo es perder a lo que más quiero en este mundo. - decía entre sollozos.
- Te quiero. - me dijo. En ese momento, volví a mi mundo rosa, el que tiene el cielo de color azul, unicornios de colores, la ciudad es Narnia y tiene a One Direction en el centro. Hacía muchísimo tiempo que no era tan feliz, y que razón tienen cuándo dicen que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde, porque el vacío que se siente en tu interior, es indescriptible, doloroso y mortal.
No dejaba, no dejabamos de llorar. Formabamos ríos de lágrimas pero no quitabamos la sonrisa. Tenía la mirada fija en él, no sabía que hacer, que decir, cómo empezar con todo, sí empezar por el principio o por el final. Si robarle un beso o dejar que pase el tiempo intentando pararlo. Reír, gritar, sollozar de felicidad y salir a la ventana y gritar "Sí, soy la persona más feliz de este mundo, ¿queda claro?" - Recuperé la compostura, tomé aire y mientras ordenaba las cosas en mi mente, sentía cómo mi corazón latía con más fuerza, cómo tenía marcada una sonrisa permanente y mis dientes imperfectos salían al descubierto.
- Rechacé, rechacé mi sueño, me heché atrás, porque una psicópata me amenazo, me amenazó de muerte, afirmó cobrarse una víctima si no me alejaba de mis ídolos, mi familia, lo más grande de todo. Me hizó separarme de tí, hacer todo más duro. Dejarte ahí, decir las mentiras más grandes de este mundo. Huí, cerré la puerta, salí a la carretera y camine sin rumbo, me ahogaba en mis penas y Liam me encontro y siguió. Me hizó recapacitar, fuimos a desayunar y ahí vino mi remitente. Sí, Caroline me amenazó, discutimos, nos peleamos, arrancamos mechones de nuestro cabello, pero ya basta, yo peleo por lo que es mío y punto. Tenía miedo a perderte, a que te hicieran daño, no, no quería que te pasase nada, y tomé la decisión de que si a tí te pasaba algo, preferiría morirme y esto sería lo mejor, pero ahora sí que te he perdido, me he dejado llevar, que el viento me traspasase y los problemas vinieran a mí. Que, eres lo más grande que tengo, y no te voy a perder por ella, por una obsesionada, porque para obsesionada estoy yo, porque tú, y solo tú eres mi obsesión, mi razón de sonreír, mi razón de levantarme cada día sea bueno o malo, estallar de felicidad, mi forma de vivir, mis ganas de afrontar los problemas, y no me merezco un perdón, lo sé, pero, sin tí, no tengo vida. No, no me sueltes porfavor.
- Díme, díme cómo puede existir algo tan bonito, dímelo - decía cogiéndo mi mentón y elevandolo hacía su intensa mirada. Sus ojos hinchados, me sabían apreciar que lo que estaba puesto a decir sería verdad. Tenía miedo, pero sé que me quiere, que no me va a dejar escapar. Que no, no podemos vivir si no es uno al lado del otro, sin nuestras tonterias, las tardes de arrumacos, las sorpresas románticas, los ataques de risa, que no, que es imposible.-
Yo nunca te he dejado de querer. Has estado en mi mente cada segundo, me mataba por dentro y estaba muriendo de dolor. He estado encerrado en estas cuatro paredes día y noche esperando una razón, de porque yo merecía esto, porqué me tenían que quitar a lo que más quiero, y ¿sabes que? que hiciste bien, cualquiera habríamos hecho lo mismo, yo lo habría hecho, y es que soy incapaz de mirar tus preciosos ojos marrones y decirte, "no, no te quiero" porque tu eres lo mejor de mi vida, y ahora, soy el hombre más feliz del mundo. - me besó.
Estuvimos así mucho tiempo. Nuestras lágrimas se volvían a unir pero ahora de felicidad. No podía parar de recordad todo lo bueno, todo lo que había pasado junto a él, los tres meses más maravillosos de mi vida, la razón de mi existencia.
- ¿Sabes qué? - me preguntó desahiendo ese beso. Eres lo más bonito de este mundo.
Entonces nos volvimos a besar, las horas pasaban, cada vez nos sentiamos mejor. Las horas de la madrugada se iban, el amanecer iba apareciendo, cuándo alguien apareció descuidadamente en la habitación y nos estabamos besando, otra vez.
- Ah, ya veo que estáis ocupados - dijo Zayn y hechó una risita. - Enhorabuena.
- Tio.. ¿podrías cerrar la puerta? me has cortado el rollo - le dijó para que se fuera- Adiós.
- Vale vale, ya veo que no soy bien recibido - decía para quedarse
- Adiós Zayn - dijé mientras me volví a tumbar.
Pasaron las horas y cuándo desperte, estaba con la cabeza apoyada sobre su pecho, y ya era mediodía.

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