Another World

martes, 17 de enero de 2012

Capítulo 53

Sí, esa tortilla no iba a parar a dónde debía, pero algo me detuvo. Deseaba matarla, pegarle un tortillazo, yo que  sé.. pero algo me lo impidió. Me quedé con las ganas.

- NARRA TAMARA-


Estaba con los chicos, dios que chicos más locos, no podía parar de reírme cuándo note su ausencia. Alba estaba con Louis, Ana hablando con Liam, Teresa realizaba fotos al paisaje y también hablaba conmigo, mientras tanto yo estaba con Zayn, ¡chico más mono! teníamos algo, ¡lo sé! conseguiré algo con él como sea, todavía queda mucha noche por delante - pensé aliviada.
Me encontré a Harry en la fogata, me cedió una sonrisa y después me dijo que Sonia había ido a buscar unas tortillas que habían traído para cenar de casa. Su ausencia se hacía notar, se notaba un vacío.
Me dirigía al interior de la casa del bungalow , a la cocina para encontrarla. Me holía a cuerno quemado esto de que Sonia estuviera tan extraña, a pesar de no verla muy a menudo la conocía perfectamente y sabía que algo le pasaba y no iba a consentirlo; iba a ayudarla. Mis pensamientos iban bien encaminados cuándo giré la esquina y ví a la tipa esta cogiéndola del brazo, Sonia con una tortilla en la mano y estaba segura de que no iba a ir dirigida a nada más y nada menos que su precioso rostro. Tenía que detenerla y así lo hicé. Sabía que muchísimo odio le recorría todo el cuerpo, y esto no iba a quedar así, esa tía se las verá conmigo.

- NARRO YO-


Tirársela, eso iba a hacer. Estaba dispuesta, esa cosa mugrienta con cuatro pelos, unos tacones de 6 centímetros y dos kilos de maquillaje no iba a tocarme, no gracias.
Entonces entró Tamara, me dijo, me obligó a que no se la tirará, echó a esta de nuestra presencia y quedamos las dos solas. Me encontraba de mal en peor, y creo que en ella era una persona en la que podía confiar, no creía, sabía.
- Sonia, deja eso. - me dijo y opté por desafiarla. - Te he dicho que dejes eso, no, no merece la pena. - me dijo mientras obedecía sin saber porque, dejando la tortilla de patata en la encimera, de todos modos esto no iba a quedar así.
- Ala, vete, que no tenemos monos en la cara. - le dijo Tamara y al ver que no se iba se lo volvió a repetir.
¿Estas sorda? ¡Que te vayas! aquí estorbas, sobras. - y le cerró la puerta.
Antes de ello vino Liam, se quedo extrañado y acudió a defenderla. Supongo que le comprendía no sé porque, Harry habría hecho lo mismo por mí, pero él tendría motivos lo que Liam no. Tengo miles de razones por las que enfadarme y tirarle aquello a su cara pero no quería que las cosas se torciesen más y que al menos yo tuviera un poquito de razón, ya que ella escaseaba.
Tuvimos una leve discusión y Harry también se metió en ella. Al fin y al cabo me iba a defender, aunque el también era culpable de lo que sucedió, no sé, no sabía lo que me pasaba. Me dió un beso en la frente y le dije que también se marchará, que necesitaba hablar con mi amiga Tamara, a solas.
Se vino a mi lado y aquella chica morena, delgadita y ojos verdes se abrazó a mí y me empezó a hablar. Necesitaba hablar con alguien, no podía seguir más con esta presión, o me desahogaba, gritaba, derramaba lágrimas o lo que fuese o la tiraba a los peñascos, lo tenía decidido. Desde que la ví tenía marcada en la cabeza de nuevo esa maldita escena y aquello me reconcomía.
Quería gritar. ¡Arg! que hace, que hacía ella ahí, no, más bien porque estaba con Liam, joder. En fin, dejemos de darle vueltas al asunto, que no merece la pena y tampoco ella merece estar melodeando por mi pequeña cabecita. Deje de pensar en aquello y decidí que no, que no merecía la pena todo esto y entonces ella empezó a hablar, a expulsar miles de palabra por su boca que me hacían sentirme mejor.
- Sé que la odias, pero no tienes que darte mal. No se merece estar en tu mente, es una ... ya lo sabes. No tiene que hacerte sentir mal, que vea que eres feliz y que eso le duela. - me decía.
- Le tengo mucho asco. Se entromete en todos mis caminos, esta en los que deberían ser los mejores momentos de mi vida.. - Ella me escuchaba, era una chica muy abierta, mostraba sus sentimientos, hablaba a la gente, se sentía mal y les veía en ese estado y no iba a ser una excepción conmigo. Me seguía hablando, reconfortaba mis penas, aliviaba mis sentimientos, la furia se escondía, quedaba a un lado, no sé como lo hacía pero si sabía que era muy grande y que se merecía lo mejor de este mundo.
- Mira, olvídate ahora mismo de ella. Disfruta de la fiesta que te lo mereces. Le iré a decir cuatro cosas, no la quiero ver lo que es nada cerca de tí, y anda, sonríe un poco que es tu día. - dijó esto y se fue.
Quede en la silla sentada sobre mis rodillas pensando todo aquello. Cada una de las palabras que me había dicho. - Esto no quedará así. - pensé y salí con la cabeza bien alta por la puerta. - Jodete cabrona que ahora te voy a mostrar una de mis más grandes sonrisas - pensé esto y sonreí, sonreí lo más que pude, sin exageración alguna, anda que no le debía de doler. - Quién ríe último ríe mejor. - pensé esto y me senté al lado de Harry.
- Disfruta de todo esto pequeña. - me sonrió y me llevo hacía él.
- Lo, lo estoy haciendo. Contengo mientras mis ganas de echarla al vacío.. - decía.
- Sé que lo harías, pero entonces también debería de caer yo. - me dijó esto y me cabrée, me enfadé, vale sí, tenía razón y la verdad duele.
- Pero.. ¡tu no tuviste la culpa! - decía gritándole.
- Sí, la misma que ella.
- Te pones incluso en estos momentos de su lado, creía que me comprendías, bueno, ni yo misma me comprendo..
- Yo si te comprendo, pero sabes que de los errores se aprende. - me abrazó fuertemente.
- Tienes razón.. pero no pienso escucharla, quiero que se olvide de mi existencia, igual que yo voy a intentar hacerlo de la suya. - decía apoyándome sobre su pecho.
- Eres sorprendente. - me besó.
Cenamos y las estrellas iluminaban el camino. La penumbra desvaneciente era agradable de cierto modo.
Niall y Louis decidieron arriesgarse a decirles lo que sentían. Estas empezaron a hablar y Lidia se puso como una histérica, su sueño se había cumplido conociéndole, pero ahora lo tendría reservado. Alba se limitó a sonreír, a responder y a alegrarse de ser una chica carrot. Yo hablaba con Teresa, no le había contado lo sucedido en la cocina, supongo que será mejor así, no encontraba un momento demasiado adecuado o preciso para decirselo. Ana estaba con nosotras y cada vez se unía más al grupo, contaba anécdotas y ya nos sentiamos como si nos conocieramos desde hace años.
Observando el lugar, mirando la hora, vi como mi amiga Tamara estaba amenazante alejada de nosotras con la imnombrable, ví cómo hacía el gesto de zurrar. Me fuí acercando poco a poco a ellas sigilosamente cuándo pude escuhar:
- Aléjate, aléjate de ella, ¡¿me has oído!? que porque tu seas una zorra no vas a venir aquí jodiendo a los demás, ¿sabías? y no voy a permitir que mi mejor amiga lo pase mal porque una niñita que se cree mayor vaya metiendose por todos los caminos por los que no debe caminar.
- ¿Y si no que? - decía esta engreída, tapada por la oscuridad.
- Te las verás conmigo, no te quieras atener a las consecuencias. - le dijó esta cada vez más enfadada, con el puño en mano. - Eres insoportable.
- No te tengo miedo. - decía burlosamente.
- No tientes a la suerte, Liam Payne no te va a librar de mí. - decía cada vez más furiosa.
- Jajaja - reía sarcásticamente.
Yo seguía ahí, mirando la tensión que había alrededor cuándo alguien dió varios toquecitos sobre mi hombro.
- ¿Qué haces aquí? yo que tu me iría.. - me dijó Niall.
- Sé que debo hacerlo, pero están así por mí.. - iba diciendo sin caminar.
- No enserio, vayámonos. - decía este miedoso.
- ¡No! - decía incoherentemente.
- Te están buscando, están preocupados en tí, te notan extraña. - decía preocupado.
- Me hizó mucho daño, y cada vez que la veo se me revuelve el estómago.
Deje que la escena entre ellas dos continuase, al menos Tamara la tiraría aunque no fuera yo, eché una pequeña risita. De camino allí le fuí contando todo. No sé porque lo hice pero tuve la necesidad de hacerlo.
- Creo que no te debería estar contando todo esto.. - decía apenada.
- ¡Si! sigue te escucho, sé que todo esto fue muy difícil para tí, te comprendo. Quería que supieses que siempre puedes contar conmigo, que estaré presente siempre que lo necesites. - me decía con su sonrisa perfecta.
- Oh gracias, eres muy simpático. Estoy encantada de conoceros a todos, de verdad. - dijé alegremente.
- Y nosotros de conocerte a tí enana.
- ¡Que no me llaméis así! - dije intentando parecer enfadada.
- Es que es lo que eres. - dijo esto y nos reímos, todo parecía de color azul y lo negro había desaparecido. Estaban cantando y me senté con la cosa más bonita del mundo.

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