Another World

viernes, 23 de diciembre de 2011

Cápitulo 26

No conseguía enterder las cosas, darles sentido; eran totalmente incoherentes. Estaba destrozada, y sentía cómo cada una de las arterias de mi corazón eran cada vez más debiles y se debilitaban cada vez más y más.

Agarrada a Louis, iba mirando hacia el suelo, y no porque fueran bonitas las baldosas. Intentaba esconder mi pena e irme a mi mundo desecho, roto de sentimientos llenos de crueldad. No evitaba dejar de llorar y para mi nada resultaba consuelo o reconfortación. Lo único en lo que pensaba era en irme lejos, lejos del mundo.. huir de él, conseguir olvidarle, pero ninguna de las dos cosas iban a ser posibles...

Iba caminado, y entonces me paró. Ya sabía lo que quería y no iba a poder complacerle, no podía regalarle ni siquiera una pequeña sonrisa forzada, no, ni de esas tenía.

- Porfavor, no llores más. Sé que estás sufriendo mucho, pero porfavor intenta olvidarlo, intenta olvidar lo que has visto, que si tu estas mal yo me derrumbo.. lo sabes. - me dijó con los ojos llorosos.
- Sabes que soy incapaz de hacerlo. Estoy sumida en un mundo negro, y nunca voy a conseguir salir de esa espiral, antes moriré. Porque no se que hago que siempre caigo sobre la misma piedra una y otra vez consecutivas veces. Soy una estúpida, ilusionita de cosas irreales. ¡Todo esto es por mi culpa! - y entonces rompí a llorar del todo.
- No llores, no me hagas esto - decía mientras cogía su pañuelo y me lo extendía, mientras tanto, me secaba las lágrimas con la chaqueta crema a la que tenía tanto aprecio y que ahora sólo me traía recuerdos, de los que estoy segura que eran totalmente falsos. Nunca me había querido, lo sé. ¿Cómo me va a querer? Si hay miles de chicas mucho mejores que yo.. no es casualidad que se fijará asi por asi en mí, lo tenía todo planeado, sólo quiere hacerme daño - pensaba una y otra vez, derrochando agua totalmente.

Nos sentamos en un banco, yo seguía secándome las lágrimas, con los ojos yo diría que grisáceos, de los cuáles sólo se distinguía la pupila, la cara roja del sofocón, y mi rostro lleno de carreteras formadas por ellas.

Entonces, Louis me cogió de la barbilla y me pusó mirándo hacía él. No sé porque, pero ahora recorría un nerviosismo por mi cuerpo. Era totalmente desconocido.

- Sonia... - no se lo pensó dos veces y me besó. No sé porque lo hizo, ni tampoco porque no me aparte, solo sé que ahora me sentía mucho mejor y que mientras me besaba estaba sonriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario