- Ding Dong. - ¡Era Harry! ¡ya está aquí! ¡no me lo puedo creer! tengo que abrir, tengo que abrir. - pensé. Estaba impaciente. Cogí mi mochila, y mientras sostenía mi abrigo rosa palo. Le abrí la puerta-
- Haa.. - no pude seguir, me robó un beso. - rry! - termine. Podrías haberme dejado acabar la palabra más bonita del mundo después del te quiero, cariño. - Sonreí. - No he podido resistirme, después de tanto tiempo sin tenerte, ahora que te tengo, soy incapaz de realizar todas esas cosas que he deseado con toda mi alma. - Cerré la puerta. - Había venido con su coche, un precioso coche inglés de color negro, deportivo. - ¿Me permites? - abrió la puerta y me cogió la mano. - ¡Claro! - realmente, estaba intusiasmada. - No tengo nada de ganas de ir al instituto, enserio. - dije. Solo tengo ganas de estar contigo. - Y yo.. pero es lo que hay. - Siempre podemos irnos. - sonreí, a su lado, decía cosas que seguramente en la vida habría pensado. - Sería fantástico, la verdad. Mejor esta tarde nos vemos, a ninguno nos gusta que nos mire con mala cara el profesor. - me dijó. - Si tienes razón Hay.. será mejor que sigamos nuestro camino. ¿A qué hora quedamos esta tarde? - pregunté. - Cuándo quieras. Si es contigo, no me importa, me hace feliz. ¿A las 5 en punto? - Vale, perfecto. Tengo libre. - dijé. - Te iré a buscar a las 4 y 45, te tengo preparada una sorpresa, te va a encantar. - estaba emocionado. - ¡¿Enserio!? dímelo dímelo dímelo - supliqué. - No mi niña, luego lo verás, sólo unas horas.- Me tienes impaciente Harold . Entonces, llegamos al instituto, y me acompaño hasta mi clase, después me beso delante de todo el público que había por el pasillo, realmente no le importaba que pensaran los demás, eso me hacía sentir mejor. Le importaba.
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